1937
Centre Georges Pompidou, Paris
Los ataques fascistas contra el mundo civilizado habían tenido una comprometida respuesta en el que se puede calificar de cuadro histórico del siglo xx, por autonomasía el Guernica (Madrid, Museo Nacional de Arte Reina Sofia) de Picasso, que expresó la vehemencia de la protesta de que era capaz la cultura confrontada con el cinismo político. El cuadro fue en 1937 la triste atracción de la exposición universal de Paris.
En el mismo año formuló Chagall su propia declaración, contrapuso a la inmediatez de la acusación picassiana una elegía La revolución, una pintura que no es una respuesta a un hecho concreto, sino un intento de expresar en su costernación su irresistible desazón para con la política.
Se confrontan dos posibilidades de interpretación del mundo:
A la izquierda unos revolucionarios asaltan las barricadas , sus banderas rojas , anuncian con orgullo la victoria del comunismo.
La mitad derecha contrapone a la demanda política de igualdad, la libertad de la fantasía humana. Músicos, payasos y animales dan rienda suelta a su exaltada algarabia, la obligatoria pareja de amantes se extiende sobre el techo de una choza de madera.
La unión entre ambas mitades la constituye la figura de Lenin, balanceándose acrobáticamente sobre una mano, indica a los revolucionarios el camino correcto hacía el mundo LIBRE.
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