PAUL GAUGUIN

PAUL GAUGUIN
Paul Gauguin, Nafea Faa Ipoipo

Traslada a tu idioma

English plantillas curriculums vitae French cartas de amistad German documentales Spain cartas de presentación Italian xo Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

miércoles, 19 de junio de 2013

LA VENUS DEL ESPEJO - DIEGO VELAZQUEZ




La Venus del Espejo, Diego Velazquez (1599-1660) - Pintura barroca española -


Museo National Gallery de Londres.




 En la década de 1640 a 1650, Velázquez había alcanzado la cúspide de su fama y al margen de sus obligaciones como pintor de la corte, recibía y aceptaba encargos de importantes personalidades de la nobleza y del clero. Uno de estos clientes fue don Gaspar Gómez de Haro, hijo del marqués del Carpio, que sucedió al conde duque de Olivares como valido de Felipe IV.

Don Gaspar Gómez de Haro no sólo era un entendido en arte, sino un hombre de costumbres licenciosas. Su personalidad estaba más cerca de donjuán Tenorio que de San Juan de la Cruz, por decirlo suavemente. Tal vez esta flaqueza le llevó a encargar a Velázquez una pintura incompatible con la moral de su tiempo. En cualquier caso, la pregunta es ésta: 

¿Quién es la mujer del cuadro? ¿Utilizó Velázquez una modelo cualquiera, posiblemente una prostituta, para representar a Venus, o la modelo fue, como dicen algunos, una de las amantes de don Gaspar, cuyas formas éste quería perpetuar en la tela?



No se sabe con exactitud, pero es indudable que Velázquez pintó a una mujer de belleza palpable, de carne y hueso, resaltando aun más la carnación gracias al contraste con el paño azul y blanco, o el cortinaje rojo que da gran carga erótica al asunto.


También se habló de que Velazquez hizo dos cuadros exactos, quiso tenerlo para sí, y la diferencia con el primero sería que la cara trás el espejo no estaba turbia sino que se veía claramente y, por tanto, se adivinaba quién era. Y tuvo tanto susto de que se lo encontraran que se fue durante un tiempo a Italia, en un momento en que el Rey no lo necesitaba, y se lo llevó. Y lo dejó allí al volver. Y años después lo compró un aristócrata español y lo volvió a traer a España. Se dice.



La Venus del espejo acuchillada, en 1914, por Mary Raleigh 
Richardson que después declaró: La justicia es un elemento 
de la belleza tanto como el color y el diseño de un lienzo.



Posiblemente esto provocó que una sufragista inglesa acuchillara el cuadro en 1914 con siete puñaladas que apenas sí se notan. Da la sensación de que el artista ha sorprendido a Venus mientras Cupido, resignado, sostiene el espejo en el que se refleja el rostro de la belleza, aunque lo que deberíamos ver sería el cuerpo de la diosa. En cuanto a la técnica, cabe destacar cómo el pintor utiliza una pincelada suelta, que produce la sensación de que entre las figuras circula aire, el famoso aire velazqueño. 


martes, 18 de junio de 2013

CENIZAS - EDVARD MUNCH



DESASOSIEGO, INQUIETUD, DESESPERACIÓN



Cenizas (EDVARD MUNCH, pintado en 1894)

La mayoría de los cuadros de Munch nos hablan de la soledad del ser humano. En sus cuadros, los amantes viven la inutilidad del amor.

En Cenizas se repite el tema de la mujer que lleva sus manos a la cabeza. El descuido en su vestido y el pelo despeinado, la expresión de desesperación y tristeza de su cara de máscara, todo ello contribuye a crear una at
mósfera de desasosiego e inquietud en el espectador.


La mujer está vestida con una combinación blanca en parte desabotonada, dejando ver una camiseta de color rojo brillante. Sus manos están cruzadas tras la nuca. Su largo cabello castaño rojizo cae a ambos lados.

Se trata de una pareja rota, en la que ella se lamenta llevándose las manos a la cabeza frente a un cenicero, (las cenizas son símbolo de lo que queda tras un fuego, de una pasión apagada), mientras que él no quiere mirar al frente y se hunde en su desesperación.

EL SOMBRERO DE PLUMAS NEGRO - GUSTAV KLIMT




Este lienzo fue exhibido por primera vez en Venecia, junto a la Judith II, en una sala especial dedicada a Klimt. Mientras la Judith fue adquirida por el Estado italiano, este retrato regresó a Viena para quedar bajo la custodia de H.O. Miethke, el agente exclusivo del pintor. Tres años después fue vendido a Rudolf Khaler en 5.000 coronas de las que Klimt recibió 4.000.

La mujer está sentada en una posición de espera; se trata de el ideal femenino de Klimt: complexión delgada, rostro atractivo, ojos oscuros, prominentes cejas, marcados labios rojos. Viste una ajustada chaqueta blanca y cubre el cuello con una larga estola, destacando el gran sombrero negro que adorna su cabeza. El brazo derecho sujeta la cabeza y sobresale del plano principal, otorgando algo de perspectiva a una obra caracterizada por la planitud. La expresión del rostro y la actitud de la mujer están directamente relacionadas con la Mujer con sombrero y boa.

Estilísticamente, nos encontramos ante una obra marcada por la influencia de Toulouse-Lautrec, manifestando el maestro austriaco deseos de captar en sus obras la otra cara de la gran ciudad, abandonando la etapa dorada para evitar caer en la estilización. Sin embargo, pronto cambiará su estilo para interesarse por el color y el movimiento, entrando en la llamada época caleidoscópica.

LOS AMANTES - RENÉ MAGRITTE.



Son varios los cuadros pintados por René Magritte en los que los personajes retratados aparecen con su rostro o todo su cuerpo tapado por una tela blanquecina o grisácea.


Este que hoy vemos es similar a otro realizado por Magritte en las mismas fechas y con el mismo título y en el que los misteriosos amantes, posan para el espectador con sus rostros también tapados en un lugar en el que, a diferencia de este, el fondo lo constituye un verde paisaje con el mar en el horizonte. Tampoco se desvela la identidad del personaje del cuadro titulado "La historia central", una mujer que con la cabeza cubierta con un paño, rodea con la mano su cuello como si estuviera sintiendo la falta de aire mientras, delante de ella, reposan sobre una mesa una tuba y un maletín. Igualmente, en el lienzo "La invención de la vida", una mujer nos observa situada en un sombrío paraje en el que se encuentra a su lado otro ser cubierto totalmente con una túnica o sábana y que le da un aspecto de aparición fantasmal.

¿Qué nos quiere decir Magritte en estos cuadros y que es lo que representan esos rostros tapados, rostros que se besan sin besarse o que nos miran sin vernos o sin que nosotros los podamos identificar?

Muchas han sido las interpretaciones que se han dado y muchos los estudiosos que han analizado la obra de Magritte y posiblemente todas sus versiones sean meras conjeturas.

Una de las fuentes, según Lloyd y Desmond, podría ser el recuerdo del aparente suicidio de la madre de Magritte. La madre de MagritteRegina Bertinchamps, después de estar varios días desaparecida apareció muerta flotando en el río Sambre, envuelta la cabeza en su blanco camisón. Se estima que se suicidó pues era conocida su tendencia suicida por haberlo intentado varias veces con anterioridad. Se dice que Magritte, que en esas fechas tenía tan solo 13 años, contempló la recuperación del cuerpo quedando esa imagen grabada en su mente aunque, esta, es una afirmación que algunos estudiosos han descartado y que el propio Magritte nunca quiso comentar.

También el estudioso de la obra de MagritteDavid Sylvester opina que este era un gran aficionado a las novelas de detectives y que pudo haber tomado ideas de una revista tipo cómic en que el personaje era un detective llamado Nick Carter, acerca del cual llegó a escribir hasta un artículo.

Como decíamos, es posible que todo sean conjeturas como las que siempre nos hacemos cuando contemplamos un cuadro de Magritte sin querer aceptar lo que él mismo dejó escrito: "La realidad es tan equívoca, incoherente y abstracta como cualquier pintura" o "Mi pintura son imágenes visibles que no tienen nada que ocultar, que evocan el misterio y, de hecho, cuando alguien ve uno de mis cuadros se hace esta simple pregunta: ¿Qué quiere decir ? No quieren decir nada, porque el misterio no significa nada o es incognoscible".

LA NOVIA DEL VIENTO (DIE WINDSBRAUT) - OSKAR KOKOSCHKA

               LA RUPTURA DE UN AMOR TEMPESTUOSO PERO ÚNICO





Alma Mahler, de soltera Alma Marie Schindler, escribió en su autobiografía: “Mi vida fue bella, Dios me dio la oportunidad de conocer las obras geniales de nuestro tiempo antes de que abandonaran las manos de sus creadores. Mi destino es bendito y justificado por habérseme permitido, aunque fuera por un tiempo, sostener con mis manos los estribos de esos caballeros de la luz.”

Realmente, Alma Mahler conoció de primera mano, el genio y parte de la obra de sus tres maridos, el compositor y director de orquesta austríaco, Gustav Mahler, el arquitecto alemán y fundador de “La Bauhaus”Walter Gropius y el novelista, dramaturgo y poeta checo, Franz Werfel, así como la del pintor austríaco expresionista, Oskar Kokoschka con el que mantuvo una intensa y turbulenta relación de casi tres años de duración.

En el intérvalo entre la muerte de Mahler y su matrimonio con Gropius, conoció en 1912 a Oscar Kokoschka, surgiendo entre ellos un amor apasionado que duraría cerca de tres años en los que se alternaron los momentos más idílicos con otros atormentados por los celos, el intento de dominio y posesión por parte de él y la cada vez mayor exigencia y altanería por parte de ella.

Durante ese periodo, él realizó un gran número de pinturas y dibujos en las que expresaba su estado de ánimo y su amor y pasión hacia ella a través de las imágenes que representaba.

Llegó un momento en que esta relación tormentosa comenzó a rozar la locura por lo que, Alma Mahler, decidió romper la relación con Kokoschka.

Para él, aquello fue un terrible mazazo. La ruptura de un amor tempestuoso pero único.

A finales de 1913, a punto de terminar su relación, Kokoschka pintó este cuadro, “La novia del viento” en el que retrata a ambos tumbados en una especie de barco a la deriva en un mar tempestuoso e igual de agitado que su amor.

Este cuadro se conserva en el Kunstmuseum de Basilea.


LA FUENSANTA - JULIO ROMERO DE TORRES




Mucho es lo que se conoce y mucho lo que se ha escrito sobre las mujeres que posaron para el pintor cordobés Julio Romero de Torres, un pintor en el que la mujer ocupó siempre un lugar principal en su pintura, una pintura altamente simbólica y en el que ella representará la dualidad. La mujer será la inocencia y la provocación, la castidad y el pecado, lo sagrado y lo profano.

A lo largo de su vida como pintor, Julio Romero buscará un tipo de mujer que se corresponda con su modelo de mujer española y que encaje con el carácter casi étnico de sus cuadros en los que aparecen objetos tales como guitarras españolas, mantones de manila, sombreros cordobeses, cántaros y rosarios y que se pueden considerar símbolos de esa cultura andaluza que él siente y que extiende a lo español.

Sus modelos serán cetrinas, algo agitanadas, potentes, de largos y negros cabellos y grandes ojos y adornadas de una alta dosis de sensualidad en la mirada.

Estas características reunía la mujer que aparece retratada en “La Fuensanta”, una conocida modelo de Julio Romero llamada María Teresa López González, una argentina hija de emigrantes españoles regresados a España y afincados en Córdoba

Teresa empezó a posar para Julio Romero con solo 12 años debido a la vecindad que tenía con el estudio del pintor en Córdoba y que hizo que él reparase en aquella niña a la que iría pintando en numerosos cuadros y por la que llegó a sentir una atracción irresistible. Cuando Julio la retrató en este cuadro Teresa tenía 16 años y de ella se llegó a decir que había sido su amante, relación que ella siempre negó y que ratificó poco antes de su muerte en el 2003 en una olvidada residencia de ancianos.

En este cuadro, aparece apoyada sobre un cántaro plateado y al lado de una fuente que da nombre al cuadro y que debe corresponder a la del Santuario de La Fuensanta, en Córdoba, un lugar donde la tradición sitúa la aparición de la Virgen y a cuyo manantial se le atribuyen propiedades curativas. Como en toda la obra de Julio Romero, se entroncan los símbolos, la tradición, la religión y la sensualidad.

Como anécdota, citar que este cuadro pertenece al imaginario español ya que, su imagen figuró reproducida en los billetes de 100 pesetas que se emitieron en España en 1953 y estuvieron en circulación hasta 1978. Curiosamente, este lienzo estuvo desaparecido desde 1930, en que fue vendido por Julio en la Exposición Iberoamericana de ese año a un coleccionista de arte, hasta el 2006, año en que apareció en Buenos Aires en manos de un coleccionista argentino. Sacado a subasta por Sotheby's en Londres, en 2007, se vendió por la nada desdeñable cifra de 1,173,000 euros, todo un récord para el artista. La pintura fue comprada por un coleccionista desconocido que pujó por teléfono.

Este cuadro fue pintado en 1929 y junto con el de "La Chiquita Piconera" - cuya modelo también fue María Teresa López - fue uno de los últimos cuadros de Julio antes de su muerte en 1930.


CAFÉ DE LOS INCOHERENTES - SANTIAGO RUSIÑOL




"Los Incoherentes" fue un movimiento de finales del XIX fundado por el escritor y editor Jules Lévy en 1882 que, junto con "Los Nabis" o "Los Hidrópatas" agrupó a la bohemia artística de vanguardia del todo París en los cafes y cabarets de la zona de Montmartre y sus alrededores con el fin de romper moldes con el arte establecido, el lenguaje y los espacios y formas de diversión. Había que utilizar el humor, el espectáculo público y contradecir las normas establecidas para intentar sentar las bases de lo que sería el arte más innovador del siglo XX.

En estos lugares de diversión se juntaron Van Gogh, Matisse, André Derain, Renoir, Toulouse-Lautrec, y Degas entre otros muchos y por allí pasaron también Picasso y dos grandes pintores catalanes, Ramón Casas y Santiago Rusiñol.

Este cuadro, titulado “Café de los Incoherentes” y de acuerdo con los datos aportados por Josep de C. Laplanaen su libro “Santiago Rusiñol: el pintor, l’home”, no está pintado en ese café parisino, ya que, al parecer, no concuerda la imagen reflejada en el cuadro con las que se tienen de cómo era dicho café.

Otras fuentes indican que el “Café de Los Incoherentes” abrió sus puertas en 1884, en la Rue Fontaine, en Pigalle, y más tarde, en 1893, adoptó el nombre de "Los Decadentes" convirtiéndose en un "café-concert".

Gracias a unos datos escritos por Rusiñol en el reverso del cuadro sabemos que el hombre sentado en una mesa y bebiendo una absenta en compañía de una joven es el pintor Ramón Casas mientras que, el que lee el periódico unas mesas más atrás es Miguel Utrillo, ingeniero y periodista catalán que acababa de trasladar su residencia a Paris como corresponsal del periódico “La Vanguardia”, personaje este que daría su apellido al hijo de la modelo y pintora Suzanne Valadon, el cual, años despues, sería el famoso pintor de MontmartreMaurice Utrillo.

También se sabe que el personaje que aparece desdibujado a la izquierda del lienzo y apoyado contra la amarilla pared del café es el escultor Enric Clarasó y que el personaje con chistera situado a espaldas de la joven, corresponde al crítico teatral, Carles Costa.

Según Laplana, el titulo que le dio Rusiñol al cuadro, no tiene nada que ver con el sitio donde se pintó y más bien, se refiere a los cuatro "incoherentes" repartidos por el café, a sus "incoherentes" amigos catalanes, titulo que coincidiría con el humor burlesco que promovía el movimiento parisino de "Los Incoherentes".

Este cuadro pintado en 1890 se exhibe en el Museo del Monasterio de Monserrat, Barcelona.

LA CONDESA DE VILCHES - FEDERICO MADRAZO




En el Madrid de mediados del siglo XIX, la aristocracia se reunía en los salones de las familias más destacadas de "La Villa" para celebrar en ellos, bailes, fiestas y reuniones. Las damas, como comenta Fernandez de Córdova“eran el principal ornamento de aquella sociedad” y por ello, destacaban las fiestas de la Duquesa de Osuna, de la Condesa de Benavente, de la Marquesa de Santa Cruz, de la de Montelo y las de otras varias entre las que se encontraba la Condesa de Vilches.

Amalia Llano DotresCondesa de Vilches por su matrimonio con el aristócrata Gonzalo José de Vilches y Parga a quien se le concedería el título de Conde de Vilches en 1848, fue una mujer bellísima, inteligente y que ejerció a la vez de escritora por afición, de mantenedora de animadas tertulias y de organizadora de representaciones teatrales en su propia casa.

Relacionada con el círculo de amigos del pintor Federico Madrazo, encargó a este la realización de este retrato en 1853 en el que el pintor consiguió uno de los retratos más bellos de la pintura española de este siglo.

Discípulo de Ingres, se nota la influencia de su maestro. La composición y el colorido semejan al de los retratos que Ingres realizó a la Condesa de Haussonville y a Pauline Eleanore de Galard aunque, no por ello, pierde su singularidad y su frescura.

Como anécdota, citar que este cuadro fue presentado a la Exposición Universal de París de 1855 recibiendo duras críticas por parte de un crítico francés que esgrimió que la modelo estaba mal sentada y era imposible adivinar la posición de la rodilla derecha lo que llegó a suscitar un pleito por parte del pintor.

Este cuadro se puede contemplar en el Museo del Prado, Madrid.