Mariano Fortuny i Marsal nació en Reus (Tarragona) el 11 de julio de 1838.
La odalisca, esclava dedicada al servicio del harén del Gran Turco, aparece tendida sobre un paño de seda labrada, sin hacer nada, disfrutando de los placeres de la vida mientras escucha la música que toca un eunuco retirado en la oscuridad de la sala. Al fondo apreciamos diversos objetos de clara inspiración árabe como un arcón de madera labrada con decoración geométrica, una bandeja de plata o una pipa de agua junto a una pequeña taza de té.
Mediante la voluptuosidad de las formas desnudas del cuerpo de la odalisca, el pintor transmitió gran sensualidad y hedonismo. Por lo que se refiere a la técnica, cabe destacar cómo el pintor consiguió con gran maestría recrear los efectos de la luz sobre las carnes de la odalisca. Pese a la disconformidad de una parte de la crítica, el éxito de esta pieza entre el público fue notable.
Mediante la voluptuosidad de las formas desnudas del cuerpo de la odalisca, el pintor transmitió gran sensualidad y hedonismo. Por lo que se refiere a la técnica, cabe destacar cómo el pintor consiguió con gran maestría recrear los efectos de la luz sobre las carnes de la odalisca. Pese a la disconformidad de una parte de la crítica, el éxito de esta pieza entre el público fue notable.
Mariano Fortuny i Marsal es un pintor que considero uno de los mejores del siglo XIX. A los 20 años partió a Roma para continuar su aprendizaje, que había comenzado seis años antes en Barcelona.
Fortuny vive en una época donde nacen el Romanticismo, a principios de siglo, y el Realismo, a mediados de siglo. El realismo, en el Arte, es dejar de lado los temas neoclásicos (con sus dioses, reyes y epopeyas) y centrarse en motivos de la vida diaria. El Romanticismo huye también de los temas Neoclásicos y enfrenta una realidad cotidiana pero desde una perspectiva menos "real" buscando más la belleza interior de las cosas, de forma romántica.
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